La Evaluación Psicológica (AP) es una práctica fundamental que llevan a cabo los psicólogos judiciales, con el objetivo de dar respuesta a cuestiones específicas relacionadas con el funcionamiento psíquico adaptado o no adaptado de una persona en un período de tiempo determinado, o incluso predecir su funcionamiento psicológico futuro ( Noronha y Alchieri, 2004). Sin embargo, es importante resaltar que la AP va más allá de una simple aplicación de pruebas, requiriendo una comprensión integral del contexto y de los fenómenos que involucran la realidad del proceso.
Etapas de la Evaluación Psicológica
La AP se compone de varios pasos que tienen como objetivo proporcionar información sólida y fundamentada para guiar el proceso de toma de decisiones del juez. La primera etapa consiste en plantear preguntas relacionadas con los motivos de la evaluación, definir hipótesis iniciales y establecer los objetivos del examen. A continuación, se lleva a cabo la planificación, selección y uso de instrumentos de examen psicológico, seguido de la recopilación de datos cuantitativos y cualitativos. La etapa posterior implica la integración de los datos e información recopilados, la formulación de inferencias a través de esta integración y, finalmente, la comunicación de resultados, orientación sobre el caso y cierre del proceso (Lucas & Homrich, 2011).
Instrumentos utilizados en la evaluación psicológica
Entre los instrumentos utilizados en AP destacan las pruebas psicológicas, como escalas de desarrollo, pruebas de inteligencia, pruebas de aptitud y pruebas de personalidad. Además, también se utilizan cuestionarios, inventarios, entrevistas y observaciones situacionales (Lucas & Homrich, 2011). Es importante resaltar que una prueba se define como “una medición objetiva y estandarizada de una muestra de conducta” (Anastasi & Urbina, 2000). Es un procedimiento sistemático para observar la conducta y describirla utilizando escalas numéricas o categorías fijas (Cronbach, 1996). Sin embargo, es necesario entender que las pruebas representan un conocimiento reducido, una instantánea de la realidad (Lucas & Homrich, 2011).
La importancia de la reflexión contextual
Por otro lado, es fundamental reconocer que la aplicación de los tests psicológicos necesita ir más allá de las influencias de la Psiquiatría. De lo contrario, la práctica del psicólogo jurídico puede limitarse a la simple díada de aplicación de pruebas y diagnóstico (Lucas & Homrich, 2011). La crítica que se establece es que los profesionales que se limitan a ese abordaje tienden a adoptar una comprensión biomédica de la enfermedad, reduciendo el tema a puntuaciones y generando una interpretación errónea de conductas y relaciones. Por lo tanto, la mera aplicación de pruebas, sin reflexión sobre el contexto y los fenómenos que involucran la realidad del proceso, termina excluyendo la comprensión de las relaciones de poder, anulando las producciones sociales en el sujeto, negando el inconsciente y silenciando los procesos más ricos que conforman el proceso. el sujeto un ser cultural.
Un enfoque más abierto y contextualizado
Ante esta crítica, es fundamental que los profesionales de la psicología amplíen su papel en la Evaluación Psicológica, adoptando un enfoque más abierto y contextualizado. Esto implica considerar no sólo los resultados de las pruebas, sino también tener en cuenta el contexto social, cultural e histórico en el que se inserta el sujeto. Comprender las relaciones de poder, las influencias sociales y las experiencias individuales es esencial para una evaluación completa y precisa.
Además, es importante que los psicólogos jurídicos reflexionen constantemente sobre las limitaciones de las pruebas psicológicas y los enfoques diagnósticos. Esta reflexión debe ir acompañada de una búsqueda activa de métodos y enfoques complementarios que permitan una comprensión más amplia y contextualizada del individuo evaluado.
Una alternativa interesante es el uso de entrevistas clínicas, que permiten la interacción directa entre el psicólogo y la persona evaluada, posibilitando la exploración de aspectos subjetivos, históricos y emocionales. A través del diálogo es posible obtener información más rica y profunda sobre la persona evaluada, ampliando la comprensión de su funcionamiento psicológico.
Además, es importante considerar el uso de enfoques cualitativos, que permitan un análisis más profundo y complejo de los datos recopilados. Estos enfoques valoran comprender los significados atribuidos por los individuos a sus experiencias, teniendo en cuenta el contexto en el que se insertan. El análisis cualitativo puede implicar la interpretación de narrativas, observaciones detalladas y análisis de contenido, contribuyendo a una comprensión más completa del tema.
Otro aspecto relevante es la consideración de la multidimensionalidad del ser humano. La evaluación psicológica no debe restringirse sólo a aspectos cognitivos o sintomáticos, sino que también debe considerar aspectos emocionales, sociales y culturales. Aquí