La perspectiva del psicólogo en el ámbito jurídico es sumamente importante, ya que la ciencia psicológica aporta una perspectiva única y esencial para comprender los fenómenos humanos. A diferencia del derecho, que se basa en leyes y aspectos materiales, la psicología se centra en lo subjetivo, lo inmaterial y lo imaginativo. Se busca comprender el comportamiento, las razones, las motivaciones y los sentimientos del sujeto, teniendo en cuenta no sólo lo que pueden declarar otras personas, sino también lo que es visible e invisible para los demás. En este sentido, comprender el tema en su totalidad es fundamental para comprender los hechos. Muchas veces, para comprender qué pasó y cómo afectó a una persona concreta, es necesario ir más allá de los hechos narrados y de la materialidad de los hechos. Es necesario adentrarse en la experiencia vivida por el sujeto, explorar los sentidos, significados y emociones que permearon el fenómeno.
Este acercamiento más amplio y profundo a la psicología puede sacar a la luz aspectos que están más allá de la materialidad de los hechos, pero que tienen gran relevancia para la comprensión del caso en cuestión. A través de esta perspectiva más humana, el psicólogo puede contribuir significativamente a comprender los acontecimientos, consecuencias y necesidades de las personas involucradas en el sistema jurídico.
Es importante resaltar que la búsqueda del mínimo daño físico ha sido un objetivo del derecho en su proceso de evolución, con el surgimiento de los derechos humanos y la lucha por la inclusión de la humanización en diversos servicios dirigidos a las personas. Asimismo, la incorporación de la mirada humana al funcionamiento del sistema judicial tiene como objetivo reducir el daño psicológico, garantizando al mismo tiempo una aplicación efectiva de la ley.
El psicólogo, cuando se desempeña en el ámbito jurídico, puede ofrecer apoyo emocional, asesoramiento e intervención psicológica, contribuyendo a la promoción de la justicia y el bienestar de las personas involucradas en el proceso. Sus actividades pueden desarrollarse en distintos momentos, desde la evaluación psicológica de personas involucradas en procesos judiciales, hasta la elaboración de informes técnicos, dictámenes y apoyo terapéutico. Además, el psicólogo puede ayudar a mediar conflictos, comprender la dinámica familiar y cuestiones relacionadas con la custodia de niños y adolescentes. Su visión multidimensional del ser humano, considerando aspectos cognitivos, emocionales y sociales, aporta una perspectiva enriquecedora al ordenamiento jurídico.
Sin embargo, es importante resaltar que el trabajo del psicólogo en el ámbito jurídico debe estar guiado por principios éticos y técnicos, respetando la autonomía y diversidad de las personas. El profesional debe estar preparado para afrontar situaciones complejas, conflictos de intereses y temas delicados, buscando siempre un equilibrio entre la aplicación de la ley y el cuidado del bienestar psicológico de las personas involucradas.